No todo el que está detrás de un púlpito es un verdadero cristiano, no todo el que abre una Biblia en una iglesia, expone el correcto mensaje del evangelio, predicar la Palabra de Dios es una responsabilidad tan, pero tan grande, que fuese mejor equivocarse como presidente de los EEUU, que enseñar una herejía y condenar a muchos al infierno. Para ser un predicador bíblico, se tiene que amar el estudio de la Palabra, tener un corazón comprometido con la salvación y crecimiento de las almas, y practicar absolutamente todo lo que enseña, el predicador testifica con su vida que el ha pasado de muerte a vida en Cristo Jesús
Les recomiendo parte de esta enseñanza que estoy seguro ayudará a todo el que quiere enseñar y defender el verdadero evangelio
Ismael Quevedo