Parte 2: Desde el Antiguo hasta el Nuevo Testamento

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Periodo de los Jueces (Desde Josué hasta Samuel aprox. 450 años): En el periodo de los Jueces la promesa de Dios sigue, ahora se concentra en un pueblo (Israel). Durante el A.T. encontraremos muchas promesas de cuidado y protección por parte de Jehová, ya que dentro de ese pueblo se está gestando su Hijo, todo lo contrario a las demás naciones enemigas de Israel (amalecitas, filisteos, madianitas, amorreos, entre otros), que cuando Dios ordenaba, muchas veces dijo que se exterminara por completo la memoria de esos pueblos (Deuteronomio 25:17-19). El libro de los Jueces señala particularmente la descomposición religiosa de Israel, que hizo necesaria la intervención divina, la consecuente miseria como castigo por la apostasía, el arrepentimiento y el levantamiento de jueces como salvadores. Algunos ellos fueron Otoniel, Aod, Gedeón, Jefté y Sansón. Es importante notar que estos jueces no eran simples magistrados que administraban justicia, sino caudillos (o, como suele decirse, líderes carismáticos) que el Señor fue suscitando en los momentos de crisis para liberar a su pueblo de la opresión. Cuando una o varias tribus israelitas se veían amenazadas por un ataque enemigo, estos caudillos llenos del Espíritu del Señor se levantaron para combatir contra ellos (Jueces 3:10; 11:29).

Periodo Monárquico con un reino unido (Saúl, David y Salomón con 40 años de reinado cada uno): Los ancianos de Israel se acercaron a Samuel pidiendo un rey como las demás naciones, desechando a Dios para que no reine sobre ellos (1 Samuel 8) sin embargo Jehová seguiría estando presente y es quien decide seleccionar a este nuevo rey. Él escogió a Saúl y a pesar de conocer en su Omnisciencia lo que iba a suceder, Dios mismo estaba preparando el escenario, para que la revelación de su Hijo pudiese ascender. ¿Cómo iba a llegar David a entrar en los planes? Por medio de Saúl, por medio de la cobardía de uno, por medio del rechazo de uno, para que el otro pudiese pasar. David fue el segundo rey de Israel, escogido igualmente por Dios y ungido por Samuel (1 Samuel 16:1-13). Gobernó 7 años en Hebrón y 33 en la nación completa (1 Reyes 2:11), luego de morir David le sucede su hijo Salomón, producto de otra promesa de Jehová (2 Samuel 7:13-16; 1 Reyes 2:1-4). Salomón llevó a cabo el proyecto que su padre no había podido realizar (1 Reyes 8:17-21) y erigió un lugar de culto que tendría en el futuro una enorme importancia en la vida religiosa y cultural de Israel. La importancia de dicho templo se pone de manifiesto, sobre todo, en la plegaria pronunciada por el rey durante la fiesta de la dedicación (1 Reyes 8:23-53).

Importante: En el periodo Monárquico como vivía el rey, también vivía el pueblo, por eso siempre veremos a Dios castigando a los reyes, porque ellos eran los responsables de la conducta del pueblo. Tenemos el caso de Josías quien fue un buen rey, y durante todas las reformas que hizo, el pueblo se unió a sus acciones, pero cuando el rey era malo y desobedecía a Dios, vemos una nación corrompida y sumergida en pecados como lo fue en el reinado de Manasés

División del reino (Roboam con Judá y Benjamín/ Jeroboam con 10 tribus): Pero no todo fue gloria y magnificencia en el reino de Salomón. La Biblia también deja entrever los aspectos negativos de su reinado, como fueron las concesiones hechas a la idolatría, las excesivas cargas impuestas al pueblo o sus pecados sexuales al tener 700 mujeres reinas y 300 concubinas (1 Reyes 11:3). A pesar de disfrutar los placeres que ningún hombre pudo tener, de no negarle nada a sus ojos, a su paladar, a pesar de no negarse ninguno de sus caprichos, Salomón deja al pueblo en una mala condición social. Tras su muerte le sucede Roboam (su hijo) quien desechando el consejo de los ancianos, obedeció el consejo de los jóvenes, porque no escuchó la petición del pueblo para disminuir los impuestos y el trabajo duro (1 Reyes 12:1-16). A raíz de esto, hubo una división en el reino, sólo dos tribus quedaron fieles a Roboam lo que se conoce como reino del sur “Judá”, pero las otras 10 tribus se aliaron a Jeroboam (funcionario de Salomón) y quien Jehová había dicho que terminaría gobernando. Estas 10 tribus conforman lo que se conoce como el reino de norte “Israel”.

Dos reinos

Reino del Norte (Israel) 10 tribus, capital: Samaria

931 – 722 a.C. – Nueve Dinastías

Rey

Fecha a.C. ¿Bueno o malo? Años de reinado Fin de su reino Cita Bíblica
Jeroboam I 931-910 M 22 Herido Por Dios 1 Re 11, 26-14, 20
Nadab 910-909 M 2 Asesinado por Baasa 1 Re 15, 25-28
Baasa 909-886 M 24 Murió 1 Re 15, 27-16, 7
Ela 886-885 M 2 Asesinado or Zimri 1 Re 16, 6-14
Zimri 885 M 7 días Suicidio 1 Re 16, 9-20
Tibni 885-880 M 5 Murió 1 Re 16, 21-22
Omri 885-874 M 12 Murió 1 Re 16, 23-28
Acab 874-853 M 22 Herido en Batalla 1 Re 16, 28-22, 40
Ocozías 853-852 M 2 Muerte por una Caída

1 Re 22,40-2 Re 1,18

Joram 852-841 M 12 Asesinado por Jehú 2 Re 3, 1-9,25
Jehú 841-814 M 28 Murió 2 Re 9, 1-10. 36
Joacaz 814-798 M 17 Murió 2 Re 13, 1-9
Joás 798-782 M 16 Murió 2 Re 13, 10-14, 16
Jeroboam II 793-753 M 41 Murió 2 Re 14, 23-29
Zacarías 753 M 6 Meses Asesinado por Salum 2 Re 14, 29-15, 12
Salum 752 M 1 Mes Asesinado por Manahem 2 Re 15, 10-15
Manahem 752-742 M 10 Murió 2 Re 15, 15-22
Pekaía 742-740 M 2 Asesinado por Peka 2 Re 15, 22-26
Peka 752-732 M 20 Asesinado por Oseas 2 Re 15, 27-31
Oseas 732-722 M 9 Exiliado a Asiria 2 Re 15, 30-17

Reino del Sur (Judá) 2 tribus, capital Jerusalén

931 – 586 a.C. – Una sola Dinastía

Rey Fecha a.C. ¿Bueno o malo? Años de reinado Fin de su reino Cita Bíblica
Roboam 931-913 M 17 Murió 1 Re 11, 42 -14, 31; 2 Cr 10:1-12:16
Abiam (Joram) 913-911 M 3 Murió 1 Re 14, 31 – 15, 8; 2 Cr 13:1-22
Asa 911-870 B 41 Murió 1 Re 15, 8 -24; 2 Cr 14:1-16:14
Josafat 873-848 B 25 Murió 1 Re 22, 41-55; 2 Cr 17:1-20:37
Joram 853-841 M 8 Herido por Dios 2 Re 8, 16-24; 2 Cr 21:1-20
Ocozías 841 M 1 Asesinado por Jehú 2 Re 8, 24 – 9, 29; 2 Cr 22:1-9
Atalía (Reina) 841-835 M 7 Asesinada por el Ejército 2 Re 11, 1-20; 2 Cr 22:1-23:21
Joás 835-796 B 40 Asesinado por sirvientes 2 Re 11, 1 – 12, 21; 2 Cr 23:16-24:27
Amasías 796-767 B 29 Asesinado por la corte 2 Re 14, 1-20; 2 Cr 25:1-28
Uzías (Azarías) 790-739 B 52 Herido por Dios 2 Re 15, 1-7: 2 Cr 26:1-23
Jotam 750-731 B 16 Murió 2 Re 15, 32-38; 2 Cr 27:1-9
Acaz 735-715 M 16 Murió 2 Re 16, 1-20; 2 Cr 28:1-27
Ezequías 715-686 B 29 Murió 2 Re 18, 1 – 20, 21; 2 Cr 29:1-32:33
Manasés 695-642 M 55 Murió 2 Re 21, 1-18; 2 Cr 33:1-20
Amón 642-640 M 2 Asesinado por Sirvientes 2 Re 21, 19-26; 2 Cr 33:21-25
Josías 640-609 B 31 En batalla 2 Re 22, 1 – 23, 30; 2 Cr 34:1-35:27
Joacaz 609 M 3 Meses Exiliado a Egipto 2 Re 23, 31-33; 2 Cr 36:1-4
Joacim 609-597 M 11 Murió en Asedio 2 Re 23, 34 – 24, 5; 2 Cr 36:5-8
Joaquín 597 M 3 Meses Exiliado a babilonia 2 Re 24, 6-16; 2 Cr 36:9, 10
Sedequías 597-586 M 11 Exiliado a babilonia 2 Re 24, 17 – 25, 30; 2 Cr 36:11-21

Dios había prometido que del trono de David no faltaría varón, por ello en el reino del Sur se mantiene una misma dinastía. Los libros proféticos ya están enfocados en ambos reinos, pero tanto a Judá (con un mayor número de profecías) como a Israel, Dios les envió profetas para exhortarles, advirtiéndoles de su pecado, de su maldad, de las consecuencias por abandonar a Jehová, para que no se apartaran de la Ley. Los profetas vieron con extraordinaria lucidez el desorden que reinaba en la sociedad, el pueblo de Israel no era lo que Dios quería y esperaba de él. El Señor había formado y cuidado a su pueblo, como el labrador planta y cultiva su viña, y esperaba de él buenos frutos. Pero sus esperanzas quedaron frustradas porque la viña del Señor, en vez de dar buenos frutos, había producido uvas agrias (Isaías 5:1-7).

Otro tema central de la predicación profética es la fidelidad al culto de Jehová. Ese tema se encuentra, sobre todo, en Oseas, Jeremías y Ezequiel. Ellos denunciaron la idolatría en todas sus formas, utilizaron ampliamente el simbolismo conyugal: Jehová era el esposo de Israel, pero los israelitas se comportaban como una esposa infiel, que engaña a su marido y se prostituye con el primero que pasa (Oseas 4.1-14; Jeremías 2.23-28). Era preciso, por lo tanto, volver a la fidelidad perdida (Jeremías 2:1-3), antes que fuera demasiado tarde (Jeremías 4.1-4).