¡No somos salvos por obras!

gracia

Cuando muere un actor, cantante, deportista o cualquier talento reconocido, es casi inevitable leer comentarios de personas que exponen las cosas buenas que hicieron, las fundaciones con las que colaboraron, los niños que adoptaron, las donaciones monetarias que hicieron, entre otras. Ahora no es que esté mal la ayuda sincera que estas personas hicieron en vida, seguro estoy que los beneficiados siempre estarán muy agradecidos, pero es importante enseñar que bíblicamente estas cosas a ellos no los hicieron salvos, ellos no tienen el cielo ganado por gestos de amor, no están en el paraíso por obras, tampoco se convirtieron en ángeles guardianes, ni se encuentran observando desde el más allá. No importa cuán legado o ejemplo hayan dejado, no importa si hoy los veneran e idolatran, no causará ningún efecto las buenas palabras que de ellos se digan, si ellos rechazaron la salvación por medio de Jesucristo, tristemente sus almas están en el lugar de tormento.

¿Qué dice la escritura?

Efesios 2:8-9 Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe.

¿Qué es gracia?

La gracia es la manera libre, inmerecida y no legal de Dios de tratar con el hombre pecaminoso, la gracia excluye cualquier pretensión de mérito de parte del recipiente (el hombre), porque definitivamente nosotros merecíamos que Dios estuviese en nuestra contra. Pero la gracia Dios se ha expresado efectivamente en la persona de Jesucristo, por medio de Él, el hombre rebelde experimenta el amor inmerecido de Dios y puede iniciar una relación con Él. Debemos entender que la gracia es un atributo inseparable de Dios (1 Pedro 5:10), ella no existe independientemente, es la generosidad o la magnanimidad de Dios hacia los hombres, seres rebeldes y pecadores. También la Biblia explica resueltamente que el hombre no puede hacer nada para merecerla (Romanos 3:27; 11:6; Gálatas 2:21)

Por medio de la Fe: Ahora no es que la gracia automáticamente hace salvo a todos los pecadores, hace más de 2000 años, Jesucristo el Hijo de Dios murió en la cruz, para ocupar el lugar de todos nosotros, era necesario un hombre sin pecado, quién pudiera justificarnos delante del Padre. Su sacrificio fue total, suficiente y absoluto, Jesús lo confirma al expresar en Juan 19:30 “Consumado es” una frase que en aquel tiempo se utilizaba en los recibos de impuesto, para indicar que se había hecho un pago total de una deuda. La palabra fe en el NT es “pístis”, la cual significa creencia firme, persuasión o convicción basada en lo que se escucha. En la mayoría de los casos, según las enseñanzas de Jesús y los apóstoles, “esperanza” y “confianza” se pueden usar como sinónimos de la palabra fe. El concepto neotestamentario de fe incluye lo siguiente: asentir intelectualmente a la verdad revelada, obedecer sus requisitos y poner la confianza en la Persona de la revelación. La fe involucra los elementos intelectuales de comprensión y la convicción de la verdad (Romanos 10:11). Pero, además, donde hay fe habrá la voluntad de actuar sobre esta verdad, por ejemplo: Noé, “cuando fue advertido por Dios acerca de cosas que aún no se veían, con temor preparó el arca” (Hebreos 11:7). La fe crecerá a medida que el conocimiento de Dios y la experiencia de comunión con él se desarrollen en el hombre, por eso si una persona conoce más de la verdad, cree más que otra persona. Por tanto, la fe en Jesucristo no se basa sólo en saber que Él murió por mis pecados, o aceptar que Él es el Hijo de Dios, debemos entender nuestra condición de pecado, arrepentirnos genuinamente y comenzar una nueva vida bajo el señorío y la voluntad de Dios sobre nuestras vidas.

No por obras: La Biblia no deja confusiones ni respuestas inconclusas sobre la salvación, luego de explicar que es por gracia, mediante la Fe en Cristo Jesús, inmediatamente enseña “No por obras”. No es lo mismo decir que alguien es salvo por buenas obras, a decir que alguien es salvo y las buenas obras son el resultado normal de su redención. Este en un gran problema que inunda el sistema global, personas consideran que su influencia y buenos aportes, son puntos a su favor o que ya con eso tienen ganado el cielo, la salvación no se obtiene por cuantas cosas buenas hicimos, más bien las buenas obras deben venir como consecuente de un nuevo nacimiento espiritual. ¿Acaso en el mundo no existen personas más buenas que nosotros? Hay de los que defienden la vida animal, ayudan a los pacientes con cáncer, promueven campañas contra enfermedades, aportan monetariamente a los países con crisis económica, ayudan a niños con desnutrición, entre otros. Si los hay, pero punto es: ¿Estas personas nacieron de nuevo? ¿Aman a Dios con todo su corazón, alma, mente y fuerzas? ¿Obedecen las escrituras y no practican el pecado? ¿Son adoradores en espíritu y en verdad? R= La gran mayoría no.

Juan 14:6 Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí.

¿Cómo nos saltamos el único camino? ¿Cómo ir al cielo si en esta vida odian a Cristo y rechazan el evangelio? R= No hay manera. Así el catolicismo, la ciencia, la psicología, la filosofía, el humanismo, los astrólogos o la lógica, digan lo contrario. No se trata de una comparación que quién es más bueno que otro, sino de los que hacen la voluntad de Dios y de quienes quieren seguir esclavizados por el pecado.

A continuación leeremos unos versículos que usan mucho fuera de contexto, para justificar la salvación por obras

Santiago 2:14-17 Hermanos míos, ¿de qué aprovechará si alguno dice que tiene fe, y no tiene obras? ¿Podrá la fe salvarle? Y si un hermano o una hermana están desnudos, y tienen necesidad del mantenimiento de cada día, y alguno de vosotros les dice: Id en paz, calentaos y saciaos, pero no les dais las cosas que son necesarias para el cuerpo, ¿de qué aprovecha? Así también la fe, si no tiene obras, es muerta en sí misma

Mucho se habla hoy del supuesto conflicto entre Pablo y Santiago sobre la fe y las obras, pero estas confusiones pueden presentarse cuando no se estudia correctamente las escrituras, porque Pablo no contradice a Santiago, ni Santiago a Pablo, más bien existe armonía entre ambas perspectivas. Si tuviésemos que aplicar un orden entre fe y obras, evidentemente la justificación es primaria y gratuita mediante la fe, pero por consiguiente y evidencialmente, las obras se muestran como fruto del verdadero creyente. Si profundizamos en el capítulo 11 de la epístola a los romanos, nos podemos dar cuenta que Pablo expone que por el rechazo de Jesucristo por parte de Israel, vino la salvación a los gentiles, nosotros fuimos injertados para ser participantes de la salvación, pero no es porque nosotros fuimos mejores o más buenos que Israel, sólo fue por gracia de Dios mediante la Fe (Romanos 11:20), actualmente hay un endurecimiento espiritual en Israel hasta que se hayan salvado los gentiles (Romanos 11:25-26). Otra aclaratoria es que en Efesios capítulo 2, Pablo plantea que los escogidos o predestinados (Gentiles) para ser hijos de Dios, hemos sido salvos por gracia, ya que todos estábamos muertos en nuestros delitos y pecados (Efesios 2:1). Todos nacimos con pecado y vivíamos practicando los deseos de la carne, por eso la reconciliación en el pecador no regenerado, se alcanza por medio de la cruz, no por ninguna acción humana.

Ahora si nos vamos al capítulo 2 de Santiago, él enseña el contraste de la fe real, con la falsa fe, que es estéril, muerta y que no es fe en lo absoluto. Santiago enseña que la prueba o evidencia de un verdadero cristiano, se refleja con carácter piadoso, con las obras y su conducta justa que obedece la Palabra de Dios, nótese que el versículo 14 explica “Si alguno dice que tiene fe”, es decir alguien que afirma tenerla, pero no es que sea una realidad en su vida, y luego dice “Y no tiene obras, ¿Podrá la fe salvarle?” Santiago trata de explicar que la fe salvadora no consiste en sólo conocimiento intelectual de la Palabra, sino en un compromiso activo en la obediencia práctica de las escrituras. Por eso luego da ejemplo que las obras constituyen evidencia de la fe genuina y no sólo palabras de compasión. Santiago no enseña que hay dos métodos de salvación como lo ha tergiversado la iglesia católica, más bien expone que hay una fe viva, que salva, que produce cambios en los verdaderos hijos de Dios, pero hay otra falsa, que es muerta, fingida y que no puede salvar. Así que este capítulo más bien complementa las enseñanzas de Pablo, porque el mismo Santiago resalta que la salvación es un don gratuito

Santiago 1:17-18 Toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre de las luces, en el cual no hay mudanza, ni sombra de variación. El, de su voluntad, nos hizo nacer por la palabra de verdad, para que seamos primicias de sus criaturas.

Para los cristianos: Las buenas obras deben ser naturales en los verdaderos hijos de Dios, no porque esto compre su salvación, no estoy diciendo que ahora deben ir todos los días a los hospitales o ayudar a todo el que le pida dinero, sencillamente es que si el Espíritu Santo mora en nosotros, sus frutos deben ser notorios en nuestras vidas (Gálatas 5:22-25). El segundo gran mandamiento incluye amar al prójimo como a nosotros mismo, por tanto predicar la verdad del evangelio para que otros sean salvos, es nuestro principal compromiso, no pagar mal por mal, ni actuar como aquellos que no conocen a Cristo, debe ser nuestro estilo de vida, esto sólo se alcanza alimentando el espíritu con La Palabra de Dios y la oración. Pero entiéndase que si sólo se preocupa en hacer el bien a otros, y descuida el primer gran mandamiento, entonces viviríamos engañados como todos los que andan perdidos en el mundo, amemos a Dios por encima de todas las cosas y su Palabra nos irá corrigiendo cada día para ser más como Jesús

Juan 8:32 “y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres”

Ismael Quevedo