Exhortación de Josué para los israelitas:
Esforzaos, pues, mucho en guardar y hacer todo lo que está escrito en el libro de la ley de Moisés, sin apartaros de ello ni a diestra ni a siniestra;
Josué 23:6
Guardad, pues, con diligencia vuestras almas, para que améis a Jehová vuestro Dios.
Josué 23:11
Mandato de David para Salomón:
Guarda los preceptos de Jehová tu Dios, andando en sus caminos, y observando sus estatutos y mandamientos, sus decretos y sus testimonios, de la manera que está escrito en la ley de Moisés, para que prosperes en todo lo que hagas y en todo aquello que emprendas;
1 Reyes 2:3
Consejo de Pablo a Timoteo:
Te encarezco delante de Dios y del Señor Jesucristo, que juzgará a los vivos y a los muertos en su manifestación y en su reino, que prediques la palabra; que instes a tiempo y fuera de tiempo; redarguye, reprende, exhorta con toda paciencia y doctrina.
2 Timoteo 4:1-2
Porque yo ya estoy para ser sacrificado, y el tiempo de mi partida está cercano. He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe.
2 Timoteo 4:6-7
Nunca leerás en la Biblia a un verdadero hijo de Dios enseñando algo diferente a sus sucesores o contrario a lo que Dios dijo, tanto Josué como David y Pablo, son algunos ejemplos que ya cerca de sus días finales, estaban plenamente seguros en quien habían depositado su fe, desgastaron sus vidas sirviendo a Dios, vivieron y experimentaron lo que es confiar en Él, padecieron, sufrieron, su caminar no fue fácil, ninguno fue perfecto, pecaron, pero con todo, nunca se apartaron. Había una urgencia para que en la próxima generacion quedarán hombres y mujeres que siguieran firmes en la fe, que se mantuvieran recordando al pueblo lo que Dios demanda de sus hijos, porque ellos sabían que en su ausencia, otros vendrían con nuevas ideas, a proponer adorar a otros dioses, a darle entrada a nuevos pensamientos, nuevas experiencias, vendrían los que se cansarían de la sana doctrina y buscarían algo que llame más la atención, algo que no me hable de padecimiento, sino de felicidad, algo que no me hable de sufrimiento, sino de conquistas y sueños, algo que no hable de pecado, sino tolerancia y respeto.
Pero el consejo de estos hombres de Dios no fue ser humanistas, ni combinar lo santo con lo profano, no fue tolerar el pecado y menos hacer alianzas con el mundo, pero muchos israelitas, dejaron ver con sus actos que su compromiso no fue del todo firme, porque vemos las consecuencias de un pueblo de dura cerviz (terco), quien le gustaba entrar en el ciclo (pecar, sufrir, arrepentirse, librados)
¿Por qué ocurría esto? R= Promesas hechas sólo de boca (cómo en muchas ocasiones repetimos hoy) algunos de los que sirvieron al lado de Josué fueron fieles a Dios, pero otro grupo sólo esperaba sus muertes para armar literalmente una revolución donde la Palabra de Dios no era tomada en cuenta para las decisiones del pueblo. Salomón tampoco obedeció los consejos de David, los escuchó pero no los puso en práctica, por ello vemos a un Salomón ya anciano, describiendo lo vana y pasajera que es la vida, y aconsejando a los más jóvenes a no cometer esos mismo errores.
Hoy lamentablemente tenemos muchos pastores, evangelistas, líderes «apóstoles y profetas» enseñando nuevas revelaciones, promoviendo cosas que están en contra de las escrituras, es triste ver como se desviaron de la verdad, viviendo un cristianismo sin Cristo, muchos ni siquiera creyeron en el evangelio que hoy predican, a muchos no se les atrajo con milagros, ni sanidades, no se les predicó con una coreografía, ni diciéndoles que serían ricos, llegaron por la exposición correcta del evangelio.
¿Qué vamos a hacer entonces? ¿Será que hay más autoridad en un hombre que tuerce las escrituras, que en la misma Palabra de Dios?
Yo no puedo obligarlos a seguir en la sana doctrina, pero debo continuar exponiendo la verdad bíblica, yo no puedo abrir su corazón para que guarden la verdad, pero usaré los medios posibles para no tengan excusa, ante toda esta situación es bueno recordar lo que dijo Josué al pueblo en su discurso de despedida:
Josué 24:15 Y si mal os parece servir a Jehová, escogeos hoy a quién sirváis; si a los dioses a quienes sirvieron vuestros padres, cuando estuvieron al otro lado del río, o a los dioses de los amorreos en cuya tierra habitáis; pero yo y mi casa serviremos a Jehová
Conclusión:
El éxito del cristiano no se medirá en cuantos logros humanos alcance, no se medirá por cuantos like tengan sus videos, no se contará por grabar muchos CD’S o estudiar en un seminario, sino por guardar estos consejos que encierran una vida de íntima comunión con Dios, donde el Señor nos habla por medio de su Palabra, con oración, congregándonos, donde cada decisión la ponemos en sus manos, donde Él ocupa el primer lugar de nuestras vidas, donde la Biblia la atesoramos en nuestros corazones, sólo así podremos ser hijos de Dios que vivan acorde al modelo bíblico. Sigamos los consejos de estos hombres de fe, que se esforzaron por agradar a Dios y nos dejaron un gran ejemplo, que sea el tiempo que vivamos, estemos donde estemos, debemos prepararnos y dejar un legado, para que nuestros hijos, nietos, para que en las futuras generaciones existan hombres y mujeres que estén puestos para la defensa del evangelio