Si usted hoy realiza una encuesta a un grupo de 1000 personas, notará que la gran mayoría no está de acuerdo con los asesinatos, violaciones, robos, secuestros, terrorismos, etc. Pero no consideran graves la fornicación, las mentiras, el chisme, la envidia, la hipocresía, las borracheras, el homosexualismo, las groserías, comentarios de doble sentido, entre otras. La Biblia deja bastante claro que para Dios todos los pecados pesan lo mismo, por eso el verdadero cristiano está constantemente examinando su vida, y tomando decisiones definitivas para no ceder al pecado ni a las tentaciones.
En apocalipsis 21:8 encabeza la lista “Los cobardes e incrédulos” como parte de aquellos que van al infierno, nótese que tendrán el mismo resultado que los asesinos, hechiceros, idólatras o mentirosos. Cobardes de la palabra griega (deilos), significa temor, miedo o amedrentado. Cobarde es aquel que no quiere sufrir ni padecer por causa de Cristo, cobarde es el que niega el nombre del Señor para no incomodar a los que lo rodean, cobardes son los que se retractan de la verdad, para congraciarse con los pecadores, cobardes son los que abandonan el camino de Dios, porque el mundo parece más atractivo, cobarde es el que NO se identifica como cristiano, para evitar burlas, cobardes son los que NO se identifican como cristianos, para que no lo abandonen sus amigos. Los cobardes son todo lo opuesto a valientes o decididos, y Dios quiere que todos sus hijos sean valientes en cumplir todo lo que está escrito en su Palabra, sean valientes en obedecer sus mandamientos, sean valientes en ir contra la corriente de este mundo, sin retroceder pese a las tribulaciones. En Josué capítulo 1, Dios dice la palabra valiente en 5 ocasiones (Josué 1:6, 7, 9, 14,18) Dios no le mandó a Josué a crear nuevas armas, ni a reclutar hombres con destrezas físicas, la palabra valiente no está vinculado con guerrear, porque de Jehová es la batalla (1 Samuel 17:47; Salmos 24:8; Proverbios 21:31), solamente le dijo que se esforzara y fuera muy valiente en cumplir y obedecer la Palabra de Dios. Cuando Israel envió a los 12 espías para reconocer la tierra de Canaán, vemos que Josué y Caleb tenían un espíritu diferente (Números 14:24), ellos no confiaron en sus propias fuerzas, sino en Jehová quien peleaba por ellos (Números 14:6-9), esta valentía fue la que les permitió entrar en Canaán (Números 14:30). Tenemos ejemplos claros en la Biblia donde Dios guardaba a su pueblo cuando los reyes hacían lo recto delante de Jehová, pero cuando los reyes eran malos, automáticamente venían las derrotas y las muertes. La valentía no consistía en ser más audaces y astutos que los enemigos, sino en obedecer a Dios, para que su protección y cuidado estuviera con ellos. Para los cristianos de la primera iglesia, no cambió el significado de valentía, ellos amaban la Palabra de Dios, la obedecían, testificaban de Cristo y a pesar de los martirios, torturas y muertes despiadadas, era la fe en Jesucristo, era la convicción de a dónde iban, eran cristianos tan genuinos, que no consideraron sus propias vidas como valiosas, más bien estuvieron dispuestos a morir por causa del evangelio.
La cobardía quizás evitará sufrimientos por causa de Cristo, quizás colaborará para encajar bien en la sociedad, quizás te permita vivir cómodo en esta vida, pero NUNCA un cobarde entrará en el cielo, porque inmediatamente que la persona deserta o abandona el único camino que conduce a la salvación, no existen atajos, ni otros caminos verdes, no se crea ese cuento de ¡Yo no soy cristiano, pero tampoco hago el mal!, nadie será salvo por obras, sólo la Gracia de Dios y la Fe en Jesucristo nos salva, pero es necesario que el quiera seguir al Señor, tome su cruz (dispuesto a padecer y sufrir por Él) y le siga
Incrédulos, del griego “apistos” (no creyentes), son las personas que no creen con facilidad o no tienen fe en la salvación por medio de Cristo, algunos dicen que no existe Dios, y otros quieren pruebas o evidencias visibles para creer, en ambos casos la Biblia está llena de respuestas (Job 38:4; Salmos 8:1-4; 89:11; 94:9; Romanos 1:18-21; 2:15). El hombre que no cree en Jesucristo como su único y suficiente salvador, ya ha sido condenado (Juan 3:18), porque no se trata de repetir una oración, o sólo saber que Jesús murió por nuestros pecados, se trata de tener confianza y compromiso con el Salvador, un arrepentimiento genuino produce cambios, obediencia a la Palabra y un anhelo por servir al Señor. La persona incrédula no creerá por escuchar una música cristiana, ni por ver la pasión de Cristo, tampoco por escuchar el testimonio de alguien que fue al infierno, o por vivir una epifanía, la persona necesita escuchar la exposición correcta del evangelio (Romanos 10:17). El incrédulo no puede ir al cielo, ya que al no creer en Jesucristo, puede poner su confianza y fe en cualquier otro dios, virgen, santo, destino, los astros, la vida, la casualidad, la suerte, la ciencia, o caer en un falso ateísmo.
El incrédulo puede decir que respeta las opiniones de los demás, o que no juzga las creencias de nadie, pero el punto es que SI NO CREE EN EL EVANGELIO, ya ha sido condenado. Usted puede encerrar en una habitación a un bebé desde su nacimiento, en una habitación sin escrituras, sin imágenes, sin música, sin TV, sin contacto con las demás personas, sólo darle alimento para su supervivencia, así este bebé crezca y viva 70 años, así nunca haya robado, ni matado, así nunca haya mentido o aprendido a hablar, esta persona no es salva, porque no sólo se trata de no hacerle mal al prójimo, se trata de creer y obedecer a Dios, se trata de ser salvos de la condición que nos separa de Dios (El pecado). Aun cuando un hombre en esta tierra, no tuvo la oportunidad de escuchar el mensaje del evangelio, esa persona es responsable de no reconocer ni glorificar a Dios, es responsable de rechazar su existencia aun teniendo la revelación natural, aun contemplando creación, y estando conscientes de la ley escrita en sus corazones (sentido instintivo sobre el bien y el mal), pero la historia nos muestra que ellos preferían adorar al sol, la luna, los animales, las estrellas, etc.
Absolutamente todos los que vivieron en esta tierra y llegaron al cielo, creyeron a Dios y fueron obedientes hasta el final (Hebreos 11), Enoc y Noé por ejemplo, no tuvieron una Biblia, pero eran rectos y perfectos en sus generaciones, no fueron discípulos de Jesús, pero demostraron con su testimonio que eran diferentes, no tenían iglesia para congregarse, pero su estilo de vida fue su mejor adoración, creyeron en la salvación de Jehová y hoy están en el paraíso, sin duda alguna ellos no fueron incrédulos ni cobardes.
Conclusión:
La cobardía y la incredulidad están evidentes en la gran mayoría de las personas, unos que sencillamente no quieren creer en el evangelio, y otros porque no estaban dispuestos a padecer por causa de Cristo, la gente no discierne lo grave de la incredulidad y la cobardía, porque el catolicismo se ha encargado de enseñar que existen pecados veniales y mortales, se ha encargado de enseñar que “todos son hijos de Dios” y que por medio del purgatorio las personas pueden ir al cielo, pero las escrituras enseñan claramente que esto no es así, Dios no salvará a aquel que nunca le amó, y no pagará principio, sino el final.
Juan 8:32 “Y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres”
Ismael Quevedo