La creación (Génesis 1 y 2) y Periodo Santo antes de la caída: En la Biblia encontramos cómo iba a ser la vida de los hombres antes de pecar, en este período santo, existía una comunicación directa con Dios, el hombre tenía una posición por encima de los ángeles, no se tenía conocimiento del bien y del mal, el trabajo no sería forzoso, el dolor de parto en las mujeres sería leve, Adán amaba profundamente a Eva, no había vergüenza (estaban controlados por el Espíritu, no había consciencia de la carne). Podemos ver que lo espiritual estaba en control, la luz guiaba al hombre y Dios permanecía en ellos, por tanto ni en Adán ni en Eva existía maldad. Pero al sacar a Dios de la vida, automáticamente se refleja la maldad, esto fue lo que sucedió con Lucifer cuando apartó a Dios de su corazón (Ezequiel 28:15)
El pecado de Adán y Eva (Génesis 3): La serpiente induce al hombre a pecar, sin embargo ellos no fueron obligados por satanás, tanto Adán como Eva decidieron voluntariamente desobedecer a Dios y el pecado que entra en el mundo, no sólo trajo el juicio de Dios, sino que parte de las consecuencias, serían que ese pecado original pasaría a todos sus descendientes, la realidad del capítulo 1 y 2, cambia drásticamente.
El juicio de Dios y el plan de salvación (Génesis 3:15): Dios juzgó el pecado de Adán y Eva (Génesis 3:14-19) donde maldijo a la serpiente, multiplicó los dolores en el parto de las mujeres, maldijo la tierra (incluye animales y ecosistema), el trabajo sería forzado, lo que la naturaleza le daba con facilidad, ahora el hombre debe ganárselo con el sudor de su frente. Pero leemos en Génesis 3:15 la primera referencia bíblica sobre el plan de salvación “Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; ésta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar”. La simiente de satanás son sus hijos, es decir los que aman y se deleitan en el pecado (Juan 8:44), cuando leemos la expresión “ésta te herirá en la cabeza”, es la referencia teológica que Cristo vencería a satanás, la humanidad necesita un salvador, pero Jesús no descendería del cielo, sino que vendría de la simiente de una mujer, era necesario el sacrificio de un humano sin pecado. ¿Por qué si era posible un plan de salvación para el hombre? R= En Génesis 1:26 Dios dice: “Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza”, solamente el ser humano tiene la imagen de Cristo en todo el universo, es por lo que está dentro del hombre, y a pesar de las consecuencias del pecado, el hombre no fue maldito junto con la tierra, ya que más adelante vemos a Dios maldiciendo a Caín, el primer hijo de satanás (Génesis 4:11), y cuya descendencia fue pecadora e inclinada al mal, la biblia los identifica como “los hijos de los hombres”, pero la descendencia de Enós, para este tiempo conocidos como “los hijos de Dios”, buscaron agradar a Jehová (Génesis 4:26), aquí comienza la adoración verdadera. En cambio ni satanás ni los ángeles que se rebelaron, tenían posibilidad de salvación, ellos no fueron creados a imagen y semejanza de Dios, ni tienen el aliento de vida, ellos son un soplo de Dios (Salmos 104:4; Hebreos 1:7). Los animales tampoco tienen la imagen de Dios, son seres vivos, pero ellos no tienen la vida de Dios, tienen instintos, pero no tienen consciencia.
El diluvio y la preservación de Noé y su familia (Génesis 6-7): Dios decide emitir un juicio por el pecado de los hombres, el hecho que Dios proveería un salvador, no indica que Él pasaría por alto su justicia, recordemos que Dios es Justo y Santo, Él les dio juicio a Adán y a Eva al echarlos del Edén “paraíso” (que se encuentra en el cielo), fueron sacados de la presencia de Dios, y es allí dónde van los verdaderos cristianos, Jesús le dijo a uno de los ladrones en la cruz: De cierto te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso (Lucas 23:43), Pablo enseña que si estamos ausentes en cuerpo, estamos presentes al Señor (2 Corintios 5:8). El pecado abundaba en extremo, y Dios decide borrar de la tierra la memoria de los hombres (Génesis 6:7), sin embargo la razón por la que Dios salvó a Noé y aún a su familia, no era porque él fue recto en sus caminos, Noé como ser humano iba a morir en cualquier momento, la razón era porque había un plan de salvación. Dios va a sostener su Palabra, y como Él había creado leyes naturales para la reproducción, era necesario que Noé se salvara junto con su familia. Es importante resaltar que Dios usó a varias personas para cumplir sus propósitos divinos, cada proceso lo va dejando atrás, Noé fue necesario para sobrevivir al diluvio, pero una vez que termina ese tiempo o periodo, Dios seguirá utilizando a otros hombres.
Llamamiento de Abraham (Génesis 12-13): De Ur de los caldeos (Génesis 15:7), Dios llama a Abram, pertenecía a una familia profundamente idólatra, y no fue sino hasta su tercera generación, que logran librarse de este pecado (Génesis 35:2, 4), a pesar que el plan de salvación va en avance, Dios no es permisivo en cuanto al pecado en ninguno de los periodos, a todos los hombres que Él escogió, los llamaba para cambiarlos y para que viviesen en santidad. En un momento Abram estuvo realizando un sacrificio para Dios, pero él se quedó dormido, y por este descuido en la cosas de Dios, Jehová le dijo que su descendencia (El pueblo de Israel), sería esclavo en tierras lejanas, y serían oprimidos por 400 años (Génesis 15:9-13).
Periodo Patriarcal:
- 12 hijos
- 12 tribus
- 1 Nación (Israel)
Génesis 12:1-3 Pero Jehová había dicho a Abram: Vete de tu tierra y de tu parentela, y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré. Y haré de ti una nación grande, y te bendeciré, y engrandeceré tu nombre, y serás bendición. Bendeciré a los que te bendijeren, y a los que te maldijeren maldeciré; y serán benditas en ti todas las familias de la tierra. Esta promesa es para el pueblo de Israel, podemos notar que cuando Balac le pide a Balaam, que maldiga a Israel, Jehová le dice a Balaam: No vayas con ellos, ni maldigas al pueblo, porque bendito es (Números 22:12). Sin embargo un Balaam interesado en las riquezas, estaba decidido a maldecir a Israel, pero finalmente con todo lo que sucedió con su asna y la intervención del ángel de Jehová, vemos a un Balaam abriendo su boca para bendecir a Israel (Números 23). Este periodo patriarcal era dirigido o gobernado por los padres de las familias, ellos daban las órdenes, establecían sus propias lenguas, sus propias costumbres, pero la familia de Abraham tenía una exclusividad “no debían casarse con alguien que no fuera de su misma familia”, Abraham buscó esposa para Isaac dentro su familia (Génesis 24:2-4), Rebeca e Isaac también envían a su hijo Jacob a casa de Labán su pariente (Génesis 27:43; 28:2). A Jacob le nacieron 12 hijos (Rubén, Simeón, Leví, Judá, Dan, Neftalí, Gad, Aser, Isacar, Zabulón, José y Benjamín), después estos 12 hijos fueron procreando, y cuando llegan a Egipto, ya no se habla sólo de 12 hijos, sino de 12 tribus. Cuando Dios levanta a Moisés para sacar a Israel de la esclavitud en Egipto, ya no se habla de 12 tribus, sino de una nación, que era numerosa en gran manera (Éxodo 1:7, 12; 12:37). Con la referencia bíblica de 600.000 hombres de a pie, podemos hablar de 2 millones aproximadamente que salieron de Egipto, para la época, una nación grande era aquella que tenía unas 100.000 personas. Definitivamente Dios cumplió su promesa, tenemos referencias bíblicas de varias naciones que se ponían de acuerdo para poder luchar contra Israel (Josué 9:1-2).
Cuando Israel era esclavo en Egipto, Faraón mandó a matar a todo niño varón del pueblo Israelita (Éxodo 1:16, 22), teológicamente podemos ver que no era para detener el crecimiento de la población, sino la lucha espiritual para que no se cumpliese la profecía, siglos más tarde, vemos a Herodes intentando acabar con la vida de Jesús (Mateo 2:13-16).