El final de los que aman las riquezas

Dinero

Lucas 12: 16-21

16 También les refirió una parábola, diciendo: La heredad de un hombre rico había producido mucho.

Jesús le dijo a la multitud que le seguía, una parábola, para seguir exponiendo que la avaricia y el amor a las cosas terrenales, siguen encaminando a la humanidad al infierno, pues sencillamente el hombre no puede tener dos dioses, o es Dios o son las riquezas, o es Dios o es Baal, pero no existe ese 50/50, así muchos quieran decir lo contrario, la Biblia es clara en cuanto a este tema (Lucas 16:13; Mateo 6:24)

Fíjese bien que en el este versículo 16, el terreno que tenía este hombre produjo mucha cosecha, denota un arduo trabajo y esfuerzo para obtener estos resultados, demuestra un desgaste por obtener más de lo necesario, y es en lo que muchas personas se abocan, es tal el amor a obtener muchos bienes, que descuidamos nuestra salud, nuestra familia y por supuesto ni siquiera hay tiempo para Dios.

17 Y él pensaba dentro de sí, diciendo: ¿Qué haré, porque no tengo dónde guardar mis frutos?

¡No tengo dónde guardar mi cosecha! Al ver todo lo que tenía, este hombre rico quería seguir alimentando su orgullo y vanidad, no meditaba en la Palabra ni pensaba en cómo agradar a Dios, cuando el hombre no tiene a Jesús en su corazón, existe un vacío que se busca satisfacer con dinero, placeres sexuales, se busca con viajar por todo el mundo, con el entretenimiento, con hobbies, con el alcohol, con las drogas, con la fama, pero nada de estas cosas la pueden dar. La paz que el mundo ofrece es vacía y pasajera, la paz de Dios nos da reposo, confianza y dependencia plena en Él

18 Y dijo: Esto haré: derribaré mis graneros, y los edificaré mayores, y allí guardaré todos mis frutos y mis bienes;

¡Ya sé! Dijo aquel hombre, se me ocurre una brillante idea, construiré unos graneros más grandes, para seguir acumulando mis riquezas. El amor al dinero sigue produciendo más y más amor al dinero. ¿Acaso no vemos como hombres tan multimillonarios nunca dicen ya es suficiente? Todo lo contrario, para seguir alimentando su ego, siguen pensando en más industrias, en más empresas, en cómo ganarle a la competencia, en cómo ser reconocidos, trabajan tanto en marketing y en publicidad, porque quieren que sus nombres queden registrados en la historia, pero NO EN EL LIBRO DE LA VIDA (Apocalipsis 20:15)

19 y diré a mi alma: Alma, muchos bienes tienes guardados para muchos años; repósate, come, bebe, regocíjate.

Repósate, come, bebe, regocíjate, estas 4 palabras engloban todos los deseos de la carne, los empresarios, artistas, deportistas o los actores, por lo general son personas sin ningún tipo de necesidad económica, pero ¿Por qué muchos mueren de sobredosis? ¿Por qué muchos se suicidan? ¿Por qué mueren ebrios al conducir? Cuando ya no saben qué hacer con el dinero, buscan momentos de placeres o soluciones que al final conducen a la muerte. Jehová puso a Israel a escoger, si la vida con el bien, o la muerte con el mal (Deuteronomio 30:15-20) les aconseja el camino del bien, porque el favor de Dios está con los justos, pero les advierte las consecuencias de los que escogen el mal, porque la ira de Dios estará sobre ellos. ¡El que ama las riquezas, no ama a Dios!

20 Pero Dios le dijo: Necio, esta noche vienen a pedirte tu alma; y lo que has provisto, ¿de quién será?

¡Necio! Así le dijo Dios, porque le aclara la realidad de la vida, lo único que será seguro para todos los seres vivientes, es la muerte, puede llegar de cualquier forma, puede llegar en cualquier edad, y en cualquier parte, pero el hombre necio no piensa en la eternidad, pasa más tiempo planificando en que hará mañana, que descuida los más importante ¡La salvación!

El hombre necio insiste en sus propios errores, se aferra a ideas y posturas equivocadas, el hombre necio cree que no necesita a Dios, menosprecia la oportunidad que Cristo le da para ser salvo, lamentablemente el infierno está lleno de muchos de ellos.

¡Vienen a pedirte tu alma! Dios es quien da y quien quita la vida (1 Samuel 2:6, Jeremías 28:15-17; 2 Reyes 2:20, 5,6) y cuando aquí hace alusión a que vienen a reclamar el alma, es porque esta persona no era hijo de Dios, sino hijo del diablo (Juan 8:42-44), por tanto su alma va directa a un lugar de tormento (Lucas 16:22-23). La muerte entró por el pecado (Romanos 5:12) y muchas veces el estilo de vida o las malas decisiones, pueden acelerar la muerte del hombre, pero como nosotros no tenemos control del tiempo ni de la muerte, y no sabemos hasta cuando viviremos, busquemos pues la vida que sólo se halla en Cristo Jesús

21 Así es el que hace para sí tesoro, y no es rico para con Dios.

Ser rico para con Dios es buscar la felicidad espiritual, que sólo hallamos mediante el sacrificio de Jesús en la cruz, nuestra naturaleza cambia cuando somos reconciliados con el Señor, pues Él nos limpió de todo pecado, nos santificó y nos justificó. Como ahora somos hijos de Dios, queremos imitar al Hijo, y los frutos del Espíritu se comienzan a reflejar en nuestras vidas (Gálatas 5:22-23) En estas cosas se encuentra la paz, donde no importa si sólo vivimos con lo necesario, porque el Señor llena nuestras vidas, lo terrenal es pasajero, y toda carne se volverá polvo, pero el que hace la voluntad de Dios, permanece para siempre (1 Juan 2:17)

El dinero es tan sólo uno de los dioses de este siglo que está conduciendo a muchos al infierno, no estoy diciendo que no sea necesario y tampoco que no busque superarse en la vida, pero por dinero muchos roban, por dinero el hombre es capaz de matar, por dinero la gente miente, por dinero el hombre es corrupto. Es muy difícil que alguien que tenga grandes riquezas, deje su estilo de vida por seguir a Jesucristo (Mateo 19:16-24). Si el producir más dinero te quita el tiempo de Dios, si tu trabajo no te deja ir a la iglesia, si por tener más ingreso participas en trampas o estafas, tu dios son las riquezas y definitivamente no vas rumbo al cielo

 Ismael Quevedo